viernes, 8 de febrero de 2008

Sesión 7: Feminismo y democracia. (1990’)

los trabajos de Phillips y de Young, proponen una serie de críticas profundas a las nociones o categorías fundantes del liberalismo, con énfasis en las que definen la base axiomática de la democracia tal y cual se manifiesta en la modernidad política. Esta crítica se puede articular alrededor de las siguientes preguntas:


Son la igualdad y la libertad categorías realmente universales?

Es la ciudadanía el espacio de manifestación de la totalidad de sujetos libres e iguales?

Es la democracia el paradigma de representación más incluyente entre las formas de organización política moderna?


En primer lugar creo que Phillips hace una introducción fundamental a la crítica a la historia conceptual de la noción de liberalismo, particualarmente sobre sus categorías matrices la igualdad y la libertad. Es muy claro que dado que antes de la igualdad opera la premisa de la separación ente sexos, siendo lo público reservado sólo a los hombres, la consecuencia directa es que la noción de igualdad aparece como un imposible categórico. O en otras palabras, la idea de igual en presencia de la oposición asimétrica entre los sexos se hace inconmensurable . Y derivado de este punto la libertad sólo aparece como atributo de aquellos que están ungidos como ciudadanos, no por un ritual jurídico, sino como producto de la aparente natural separación de sexos. De esta forma la ciudadanía así concebida y ejercida siempre será una manifestación reducida construida sobre la exclusión de la diferencia, en donde los otros - que desde el inicio fueron las otras - aparecen como aquellos individuos en una condición siempre transitoria, siempre parcial y viciada hacia el camino de la ciudadanía universal y normativa.


En el sentido de lo anterior Young propone trascender esa dicotomía de la ciudadanía entre su supuesto carácter cívico - universal que se opone a lo diferencial particular, que deja como único camino el consenso como producto de la tiranía de la mayoría - que dadas las constantes prácticas de exclusión de los regímenes democráticos minimalistas, hace mucho que las mayorías se pueden clasificar como tales - Esta autora propone una entra muy provocadora que lleva a pensar el diálogo heterogéneo, como alternativa al consenso universalista. Como salida Young explora la posibilidad de repensar la noción de representación mas allá de la lógica del interés individualista y masculina, hacia la representación de grupos desde sus particularidades y diferencias. En palabras de la autora: Lo que necesitamos, en lugar de una ciudadanía universal entendida como mayoría, es una ciudadanía diferenciada en función del grupo, y por lo tanto un ámbito y un sector público heterogéneo de manera que las diferencias se reconozcan y acepten públicamente como irreductibles (p:107).

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